CAPÍTULO 4

CAPÍTULO 4



El tiempo pasaba y las tardes con Sangui eran muy divertidas. Bromeaban, y, al mismo tiempo entrenaban. Juntos crearon un estilo propio de lucha y con el tiempo llegaron al nivel 20. Los padres de los chicos estaban muy sorprendidos con la rápida evolución de sus hijos. Hacían un gran equipo, se ayudaban mutuamente y los dos aprendían cosas el uno del otro, como, por ejemplo, que el traje que Andrew llevaba puesto se llamaba “Set del Joven Aventurero” y que era muy útil hasta el nivel 45 aproximadamente. Sangui sabía de todo. Le contó a Andrew que él no necesitaba ningún set todavía porque necesitaba Disolución, un hechizo que estaba al caer, y con sus castigos conseguía buenas características.

-Oye, si dándote Castigo Osado consigues características, ¿no necesitarás equiparte nada nunca?- preguntó Andrew.
-Sí que necesitaré equiparme cosas. Al nivel 43 tendré que conseguir un set Akwadala. Mi padre dice que me lo va a regalar, a él le sobran- contestó Sangui.
Mi padre me ha dicho que tendré que equiparme un set de Tierra, pero que si lo prefiero puedo hacerme de Daños e ir a matar Ratas de las Alcantarillas en Bonta, aunque él no quiere que haga eso, porque él nunca fue de Daños y no quiere que yo lo sepa- explicó Andrew.
-Ehm, si, referente a eso… Tengo que irme, adiós- consiguió decir Sangui casi sin articular.
-¡Espera! Si no llevamos ni 2 horas juntos!- gritó Andrew.

Pero Sangui ya se había marchado.

Andrew se aburría y decidió ir a explorar. Como no solía salir de aquella zona nada más que para ir a casa, camino al cual le enseñó Sangui, decidió conocer un poco de mundo. Caminó y vio un pequeño apartado lleno de gente. La muchedumbre empequeñeció a Andrew. Decidió preguntar a alguien si había una pelea o si algo ocurría para que hubiese un cúmulo tan explosivo de gente. Encontró una Anutrof (gente anciana y de corta estatura según Sangui) montada en un dragopavo Índigo. Solo había visto dos en su vida y pertenecían a un Sram y un Ocra que fueron a derrotar al Dopeul Feca a su templo, justo al lado de Boos. Admiró su Dragopavo unos instantes más antes de preguntar:

-Disculpe, ¿por qué hay tanta gente aquí, señora?-
-Criatura, aquí se reúne gente de todos los sitios y razas, esto es el Zaap de la Mililameda.- explicó la anciana.
-Muchas gracias señora…- se paró en seco, pues no conocía su nombre.
-Me llamo Bubbupopo, pero todo el mundo me llama Bubbu- contestó.